Después de 220 años de una existencia nacional singular, Haití se enfrenta a una situación socioeconómica y de seguridad innegablemente preocupante. "La extrema inseguridad que azota Haití tiene consecuencias cada vez más graves, dispersando familias antaño estables, forzándolas a la errancia en su propio país.

Mi objetivo es iniciar una reflexión colectiva, capaz de generar vías de acción concretas para remediar esta crisis, tanto endémica como sistémica. Esta intervención se dirige a los haitianos de nacimiento, a los miembros de la diáspora y, en términos más generales, a toda persona preocupada por el futuro del país y su población. Nos concierne a todos, individual y colectivamente.


Haití: Entre la Crisis y la Esperanza

Mientras la desesperación atasca nuestras aspiraciones y nuestro derecho a una vida digna, la corrupción gangrena cada paso, cada gestión, cada nueva esperanza.

  1. El peso de la miseria
    Más allá de la inseguridad, el pueblo se ve agobiado por la precariedad social, el exorbitante coste de la vida y la escasez de alimentos.

    En cualquier momento, gangsters se arrogan el derecho de cerrar escuelas, comercios, centros de salud, y siembran el terror y la muerte a su alrededor en Haití, con impunidad.  

  2. Periodo electoral: La xenofobia en su apogeo en Estados Unidos
    En el país de nuestros vecinos del norte, para aquellos que han tenido la oportunidad de ir allí, algunos políticos no dudan en tratarnos como basura y criminales. No contentos con acusarnos injustamente de comer sus perros y gatos, nos califican de subhumanos que no deberían bajo ninguna circunstancia venir a instalarse en su país.

    Olvidando sus propios orígenes, prometen deportarnos como ganado.

  3. El fracaso de las intervenciones
        Sea civil o militar, toda nueva misión extranjera que carezca de una estrategia clara está inexorablemente condenada al fracaso.

    Sus esfuerzos chocan con duras realidades: las bandas controlan el terreno. Además, la apatía de la comunidad internacional es palpable. Ocupada por otras preocupaciones mayores, aparentemente se desinteresa de las dificultades de Haití. Esta actitud lleva a más de uno a pensar que se está considerando una cierta despoblación del país con el fin de lograr un mejor control de sus recursos mineros.

    Los dados están trucados, por supuesto, ya que el juego se desarrolla a nuestra costa, pero el pueblo haitiano ha desafiado tantas veces los pronósticos que la esperanza de una nueva primavera persiste. La situación es tan grave, sin embargo, que incluso los más fervientes optimistas prefieren guardar silencio hasta que el Padre Abraham se levante y diga con voz tonante y airada: "¡Ya es suficiente!".

  4. Las cicatrices de la historia
    Una mirada atrás revela una nación herida, desde el asesinato en 1806 de su Padre Fundador e incluso antes de esa fatídica fecha.

    Rara vez se recuerda que figuras como Jean-Jacques Dessalines, Capois-La-Mort, Henri Christophe y otros líderes del victorioso ejército indígena, fueron víctimas de luchas fratricidas y, en definitiva, no tuvieron la oportunidad de transferir sus talentos militares a las habilidades necesarias para la gobernanza pacífica.

  5. La trampa de la deuda: Francia y la carga financiera
    En 1825, Francia, con una imponente armada, regresa a las costas de su antigua colonia y exige, bajo amenaza de una nueva guerra, reparaciones por sus plantaciones perdidas, además de una compensación por sus antiguos esclavos cuyo trabajo forzado había construido su riqueza.

    Considerando a los nuevos hombres libres poco dispuestos a renovar una guerra que les había costado tan caro, menos de un cuarto de siglo antes, el presidente Boyer firma -para desgracia del pueblo- un acuerdo para reembolsar a los franceses 150 millones de francos.

    Según los términos de esta deuda, un banco francés impone tipos de interés prohibitivos.

    Así, Francia se enriquece de nuevo, gracias a esta iniciativa digna de las más audaces historias de piratería.

    Por otro lado, la infame deuda supera los ingresos anuales de la joven nación. En consecuencia, Haití se ve obligada a refinanciar esta desorbitante suma una y otra vez, en un ciclo infernal de pagos y préstamos, hasta el pago final en 1947 por la administración del presidente Dumarsais Estimé.

    Ciertamente, podemos celebrar las victorias militares de la Revolución, pero hay que reconocer que Francia, mediante sus manejos financieros, dilapidó la esencia misma de la independencia de Haití, haciéndola ilusoria en los asuntos cotidianos.

    Por si fuera poco, la sombra de los vecinos del norte se perfilaba en el horizonte.


  6. La injerencia estadounidense: ocupación y control
     Diciembre de 1914: la administración Wilson ordena a los Marines  que se apoderen de las reservas de oro del Banco Nacional de Haití,  medio millón de dólares que desaparecen  hacia Nueva York.

    Estas reservas son entonces transferidas manu militari, sin fecha de vencimiento, al cuidado del "National City Bank of New York", predecesor del Citibank de hoy.

    ¿No sería justo que Citibank recibiera a cada inmigrante haitiano con una libreta bancaria y un mensaje de profunda gratitud?

    De 1915 a 1934, los Marines ocupan el país y controlan sus finanzas. Designan a nuestros líderes, a los directores de aduanas y otros puestos de influencia.

    Dictadores corruptos y, más tarde, misiones de la ONU les servirán de sustitutos.

    El sabio Price-Mars había advertido en vano del peligro que representan tales ocupaciones.

  7. Injerencia extranjera
    Haríamos bien en desconfiar de una negociación de diplomáticos autoproclamados "Amigos de Haití". Comprometiéndose a apoyar, financiar y certificar el proceso electoral, no dudan en blandir la amenaza de sanciones, revocaciones de visados, e incluso el exilio, si los resultados no cumplen con sus expectativas. Esta actitud hipócrita se burla de la democracia que estos diplomáticos nos predican cuando les conviene.

  8. ¿Cuándo saldremos de la crisis?
    Vuestro suelo ha sido mancillado en numerosas ocasiones por las botas de soldados extranjeros. El año 2004 debería haber sido testigo del bicentenario de la independencia. Preocupados por esta mancha, los patriotas no tendrán más consuelo que indignarse.

    ¡Pueblo haitiano, levanta la cabeza!

    ¿Era necesaria una nueva ocupación? ¿Cuántas más lo serán, antes de que los dioses le pongan fin?

    A nuestros sempiternos problemas de orden sociopolítico, encontremos una salida a la crisis, tan esperada, que refleje nuestra autenticidad cultural y la tenaz resolución de nuestras almas ancestrales.

  9. La unidad frente a la adversidad: un imperativo para la supervivencia
    La desgracia del 12 de enero de 2010 puso al descubierto nuestras debilidades frente a las catástrofes. Las imágenes de unión con los desheredados sólo duraron lo que un parpadeo.

    Cuando llegue otro desafío mayor, ¿seremos más fuertes, unidos o divididos en cuanto a las demandas de un pueblo sufriente?

    ¿Podemos esperar que el país vecino trate a nuestros desamparados mejor de lo que lo hacemos nosotros? Gratificados con el silencio ante los abusos que les infligen, muchos dominicanos no pierden la oportunidad de preguntar:

    "¿De qué protección gozan esos negros en los barrios y senderos de su propio país?"

  10. Para un renacimiento nacional: prioridades y perspectivas


    Queridos herederos de Ayiti Toma,

    Escribamos una nueva página de la historia donde la ley se aplique con equidad, en solidaridad con nuestros hermanos, ya sean médicos o cortadores de caña.

    Inspirémonos en los héroes que han hecho la grandeza de África.

    Recordemos la voluntad de nuestros ancestros que nos dieron un país libre, regado con su sangre.

    Abracemos la sabiduría colectiva de los héroes y heroínas que fundaron la Nación y que aún hoy son el orgullo de África, a pesar de nuestras dificultades actuales.

  11. ¡Políticos, pongan fin a los discursos estériles!
    Debéis dedicar vuestra atención a proyectos concretos que puedan disfrutar vuestros electores. Estarían incluso dispuestos a secundaros sin esperar una especial benevolencia del Estado. El canal de Ouànaminthe, recientemente construido, os ofrece un ejemplo de la voluntad del Pueblo de progresar a pesar de los obstáculos.

      Construido por la población local a la vista de todos, con el apoyo financiero y moral de la diáspora haitiana, el canal riega los campos y alimenta la esperanza a pesar de las amenazas del gobierno dominicano.

    Este proyecto, nacido de un impulso popular, ha demostrado que es crucial que los políticos den prioridad a las acciones concretas sobre los discursos estériles. Guiad y dejaos guiar hacia proyectos de desarrollo, anclados en nuestro konbit cultural.

  12. Erradicar la corrupción: un desafío mayor
    Es imperativo promover la buena gobernanza y la integridad en todos los niveles de la vida pública y privada.

  13. África como modelo: inspirarse en los éxitos de la lucha contra la corrupción

    Dadas nuestras afinidades culturales con los pueblos de varios países africanos bien gestionados, podemos analizar los principios de liderazgo que han transformado sus sociedades y aplicarlos juiciosamente al contexto haitiano.

    África tiene una historia de líderes valientes que han desafiado audazmente la corrupción. Se han enfrentado a sistemas arraigados y han defendido la transparencia y la rendición de cuentas, a menudo con un alto coste personal. He aquí algunas personalidades de esta talla:

    * Thomas Sankara (Burkina Faso) : Un líder revolucionario que implementó medidas de austeridad, vendió coches de lujo del gobierno y redujo su propio salario para combatir la corrupción y promover la justicia social. Sus reformas radicales finalmente llevaron a su asesinato.

    * Julius Nyerere (Tanzania) : Un líder socialista que enfatizó la autosuficiencia y el liderazgo ético. Introdujo la Declaración de Arusha y un código de liderazgo para combatir la corrupción y promover el servicio público.

    * John Magufuli (Tanzania) : Conocido por su agresivo enfoque anticorrupción, que aboga por la reducción del gasto innecesario, la necesidad de disciplinar a los funcionarios y aplicar la rendición de cuentas, así como medidas estrictas.

    * Nelson Mandela (Sudáfrica) : Más allá de su lucha contra el apartheid, Mandela defendió la buena gobernanza y el liderazgo ético en la Sudáfrica post-apartheid. Apoyó instituciones como el Defensor del Pueblo para investigar la corrupción.

    * Ellen Johnson Sirleaf (Liberia) : Primera mujer elegida jefa de Estado en África, Sirleaf trabajó para reconstruir Liberia después de años de guerra civil e hizo progresos significativos en la lucha contra la corrupción.

    * El presidente Paul Kagame ha hecho de la lucha contra la corrupción una prioridad absoluta desde que llegó al poder. Este fuerte liderazgo ha sido crucial para llevar a cabo reformas y crear una cultura de rendición de cuentas. El gobierno ha demostrado su compromiso de combatir la corrupción en todos los niveles, con el enjuiciamiento y condena de altos funcionarios.

    Cabe mencionar a los líderes de democracias estables y prósperas en Botswana y Cabo Verde.

    * Botswana ha establecido un sólido marco legal, incluida la Ley de Prevención de la Corrupción. Se centra en la integridad del sector público, exigiendo a los funcionarios que declaren sus bienes. Una cultura de compromiso cívico y libertad de prensa fomenta la rendición de cuentas. La gestión rigurosa y transparente de los recursos naturales, como las minas de diamantes, beneficia a toda la población.

    * La estabilidad política de Cabo Verde ha permitido la implementación de medidas anticorrupción, incluyendo leyes sobre transparencia en la contratación pública y la gestión financiera. La participación activa de la sociedad civil refuerza aún más la rendición de cuentas.

    Sus éxitos nos permiten extraer lecciones de sus experiencias para Haití :
     
    Un Liderazgo fuerte:          Des líderes comprometidos e íntegros son esenciales.
     
    Des Instituciones fuertes:   Se necesitan instituciones independientes para garantizar la supervisión y la rendición de cuentas.
     
    Participación del público :  La participación ciudadana y la transparencia son primordiales para responsabilizar a los líderes.
     
    La educación esencial    para promover valores éticos y concienciar sobre los efectos nocivos de la corrupción.

    Inspirándose en estos modelos y adaptando las estrategias exitosas a su contexto único, Haití puede combatir la corrupción y construir un futuro más próspero y equitativo.

  14. Fomentar y proteger las inversiones que crean empleos con un salario digno.

  15. Acabar sistemáticamente con los traficantes de armas ilegales y con quienes las utilizan con fines criminales.

  16. Promover el desarrollo agrícola para una clara reducción de la dependencia que invita a la ayuda extranjera que perpetúa nuestro estado de dependencia.

  17. Proteger el medio ambiente natural (nuestros bosques, ríos, lagos, costas, etc.).

  18. Campaña de sensibilización de todos los ciudadanos sobre sus derechos y responsabilidades.

  19. Para el renacimiento nacional
     Es importante seguir reflexionando sobre las causas profundas de la crisis y sobre posibles soluciones.

  20. Comencemos con estas preguntas:  

    ¿Cuáles son las raíces históricas, sociales, económicas y políticas de la situación actual en Haití ?

    ¿Cómo afecta la inseguridad a la economía del país y a su desarrollo a largo plazo ?

    ¿Cómo pueden los haitianos en el extranjero contribuir a la resolución de la crisis ?

    ¿Qué acciones se pueden tomar, a corto y largo plazo, para sacar a Haití de esta crisis ?

Conclusión
Haití, tierra de héroes y sufrimientos, merece un futuro mejor. Rompamos las cadenas de la historia, superemos las divisiones y construyamos juntos un futuro digno de nuestros antepasados. Que cada haitiano, dondequiera que se encuentre, se sienta investido de esta misión. Es hora de actuar, para que el orgullo renazca en la tierra de Ayiti Toma.

El camino es largo, sembrado de obstáculos, pero la esperanza permanece. Haití ha superado muchas pruebas, todavía puede levantarse. Rechacemos la fatalidad, tomemos nuestro destino en nuestras manos. Que cada uno, a su nivel, contribuya al renacimiento de Haití: los políticos mediante una gobernanza responsable, la diáspora mediante su apoyo y compromiso, y cada ciudadano mediante su participación activa en la construcción de una sociedad justa y solidaria.

Dialoguemos con el fin de avanzar hacia un futuro mejor. Por insensato que parezca, me aferro a esa esperanza.


Guy S. Antoine
Windows on Haiti
18 de noviembre de 2024

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